Señores no es por ser pesado pero yo una salida muy positiva de todo esto es la energía solar fotovoltaica en edificios, ya que edificios tenemos de sobra
Una instalación fotovoltaica en una vivienda es, per se, tremendamente sencilla. La
cubierta o la superficie de una fachada bien orientada son ubicaciones muy indicadas para una instalación fotovoltaica, que aportará al edificio beneficios
económicos, estéticos, energéticos y medioambientales.
Este tipo de instalaciones permiten una mejor gestión de la energía en el edificio
por medio de la generación de la propia energía, con un mayor ahorro energético y
un incuestionable beneficio ecológico y económico para el inmueble.
Para demostrarlo hemos realizado una estimación que puede considerarse bastante
aproximada y que ayuda además a desmontar el mito de que las instalaciones
fotovoltaicas son “caras”. Supongamos que hemos comprado o somos propietarios
de un pequeño chalé o adosado, con una superficie construida de unos 200m2.
Para acompañar nuestro ejemplo supondremos que tenemos un tejado con una de
sus aguas orientadas al Sur, y que disponemos de unos 75m2 útiles para la
instalación de módulos solares fotovoltaicos.
Con los estándares normales de fabricación de un módulo fotovoltaico, en dicho
tejado podremos instalar entre 12 y 15 módulos (siempre que consideremos una
instalación coplanar con las aguas del tejado). Si asumimos una potencia pico de
unos 220 Wp por módulo fotovoltaico, la potencia pico instalada total oscilará entre
2,6kWp y 3,3kWp. Para hacer más sencillo el cálculo, supongamos que ponemos en
marcha una instalación de 3kWp. Considerando un valor de unas 1.500 horas
equivalentes de radiación anual, la producción de nuestra instalación será de unos
4.500 Kw-h anuales.
Con el marco regulatorio actual -0,34 euros por kW-h- podemos pensar que
nuestra instalación rentará en términos económicos unos 2.000 € anuales, si bien
es cierto que esta cantidad puede verse modificada por la evolución del nuevo Real
Decreto si la instalación se pusiera en marcha después de septiembre, que es
cuando vence el actual Real Decreto. Si consideramos que una instalación de estas
características tendría un coste de unos 19.000 euros y una vida útil de entre 25 y
45 años, a los 10 años se habría amortizado ya, y a los 20 años nos habría
reportado, incluida la amortización, unos 40.000 euros.
Instalaciones de integración arquitectónica
Hasta la fecha son conocidos diferentes tipos de módulos fotovoltaicos que generan
electricidad a partir de la luz solar. Los módulos que en un principio se instalaban
sobre cubiertas, o terrenos en huertos solares, tenían una estructura estándar para
su mayoría de usos. Sin embargo, en los últimos años, el diseño y la arquitectura
han ido reclamando módulos fotovoltaicos para utilizarlos en la construcción,
integrándolos como un material más.
Generalmente, los módulos fotovoltaicos que se instalan en viviendas o edificios
públicos o privados, necesitan ser diseñados para que al tiempo que se aprovecha
la máxima radiación solar, queden estéticamente integrados en la fachada.
Por ello, para minimizar su impacto visual y para que realmente se conviertan en
un material constructivo, la tecnología ha cambiado y ha permitido diseñar y
producir módulos para integración arquitectónica que aúnan la producción
energética y la sostenibilidad de los edificios con una estética moderna, ecológica y vanguardista.
La integración arquitectónica consiste en combinar la clásica función de los módulos
fotovoltaicos como productores de electricidad con la función de elemento
constructivo integrado.
Financiación
Conscientes de las últimas tendencias en arquitectura y construcción sostenible,
algunos fabricantes han puesto en marcha líneas de producción de módulos especiales para integración arquitectónica con las medidas
más comunes en construcción o hechos a medida. Los módulos de integración
arquitectónica se fabrican normalmente bajo pedido según las necesidades técnicas
y estéticas de cada proyecto con respecto a dimensiones, acabados y grados de
transparencia. También se diseñan y producen módulos vidrio/tedlar, así como
módulos especiales vidrio/vidrio que pueden ser integrados en fachadas,
lucernarios, terrazas, etc…
Para hacer más llevadera esta inversión, muchas personas financian sus
instalaciones, pues los bancos normalmente conceden hasta el 80% de su valor y
en algunos casos, se pueden añadir a la hipoteca de la vivienda, por lo que ésta se
incrementa ligeramente pero la producción energética de la instalación y su
bonificación mensual compensa prácticamente este incremento, especialmente en
los meses más soleados.
Los precios actuales de la electricidad producida por medios convencionales y el
marco tarifario para las instalaciones de producción en régimen especial (como es
el caso de la energía solar fotovoltaica) hacen que resulte muy rentable la
instalación de paneles solares fotovoltaicos bajo el concepto de conexión a la red,
pues gracias al Real Decreto 661/2007, siempre que haya un punto de conexión
cercano a la red y ésta tenga la suficiente capacidad para acoger la energía
producida, la empresa distribuidora de la zona nos comprará toda nuestra energía
producida a través de los módulos fotovoltaicos.
Aportaciones a nuestro entorno
De esta manera, no sólo estaremos contribuyendo a una reducción de emisiones de
CO2 para producir energía, sino que además estaremos poniendo nuestro granito
de arena en una mayor autosuficiencia energética, incluso local. No debemos
olvidar que en la mayoría de las ocasiones, los medios de producción de la energía
–centrales hidráulicas, centrales térmicas, centrales nucleares, aerogeneradores…-
quedan alejados de las zonas de consumo –poblaciones, polígonos industriales…-
por lo que la energía se encarece con los costes de transporte y además sufre
pérdidas por el trayecto. Por el contrario, la energía producida por una instalación
doméstica o una cubierta industrial en un polígono, se consume en el mismo
entorno, de manera que ahorramos coste de transporte, evitamos las pérdidas y
contribuimos al autoabastecimiento.
No hay duda. Estamos ante un cambio de ciclo en cuanto a lo que el concepto de
energía se refiere. Por supuesto no en su concepto puramente científico, pero desde
luego sí en cuanto a su accesibilidad. Se está empezando a romper el arquetipo de
que la electricidad es barata, y que el acceso a la misma es ilimitado y fácil para
cualquier persona. Y a partir de aquí, en el momento en que cualquiera de estas
tres premisas desaparece o se debilita, se convierte en un producto similar a otros
muchos de los que inundan el mercado, y por lo tanto es factible buscar formas de
tener acceso a la misma más baratas o más eficaces.
Hasta la fecha, nuestro país importa el 80% de la energía que consume y su precio
subvencionado supone un importante déficit en la balanza comercial de nuestro
país. Nuestro país buscó su fuente de energía en la hidráulica, que cumple un
importante papel en nuestro país, pero que es insuficiente. Carece de reservas de
petróleo y gas e incluso tiene que importar carbón. Recientemente hemos
descubierto que sus tasas de radiación pueden hacernos soñar con que tal vez
algún día podamos incluso exportar energía como lo hacen en la actualidad los
países con excedentes petrolíferos. Puede que el sol sea el petróleo de nuestro país,
pero es necesario que la administración apueste por esta fuente de energía con una
regulación que permita un crecimiento sostenible y el desarrollo de una industria
muy prometedora y que ya mueve más de 25.000 puestos de trabajo y 500
millones de euros en inversiones. Y también es necesario que de manera individual,
los ciudadanos vayamos interesándonos por este tipo de energías renovables y, por
qué no, vayamos convirtiendo los tejados de nuestros hogares en pequeñas
centrales de generación eléctrica que además son una inversión rentable y segura y
que las generaciones futuras nos agradecerán.