El preludio fue un encuentro de la calibrería que tuvo a bien congregarse aquella noche. Fuimos pocos y fue breve, pero en calidad de visitante, el que suscribe aprecia sinceramente la voluntad calibrera de echar unas risas y unos tragos. Bravo! La cena fue tardía debido a los imprevistos y el retraso por la meteorología. En fin, sacrificamos la cerveza en favor del postre.
Tras disolverse el conclave, enfilamos a puerto, saliendo del pozo tenebroso de la ciudad hacia otras cotas más despejadas. Lo bueno de la niebla es que humedece y enfría el aire. Esto es estupendo cuando uno se dispone a probar una máquina de alto rendimiento.

En ese momento, tito TELVM transformado en Herr Kaleu me cedió el timón del misil.

Con la máquina calentita, nos disponemos a hacer una inmersión en sector no revelado. Kaleu TELVM permanece vigilante para dar la alarma en caso de ataque enemigo en estas aguas infestadas de tiburones.
La primera impresión al timón del misil es el sonido. Efectivamente, es diferente.Las SGs y Lexxie le dan una melodía distinta.
Ha sido una pena no haber llevado recientemente un cali 8v puro para poder comparar. Una vez en marcha, la primera sensación es casi decepcionante. Se acabó esa patada abajo tan 8v. No es que el misil se atragante cuando gira abajo (nada más lejos), simplemente perdió ese extra contundente que sólo tienen los calis OHC.
Probando diferentes situaciones, el misil nunca tose. Si le hacemos la perrería de tirar en marchas largas desde muy abajo, sale. Despacio, pero sale. Si le atizamos en segunda, nos quedaremos pegados al asiento [Inciso: Durante la prueba, el misil llevaba un lastre humano de prácticamente 200 kg, téngase esto en cuenta al considerar aceleraciones]
A medias, las cosas empiezan a mejorar. Las cámaras ranuradas se ventilan mejor (cortesía sin duda de la RAM, la lexxie y el porting). Si afinamos el oído en WOT podemos escuchar un clásico sonido de inducción que llena las cámaras y los cuerpos cavernosos de quien conduce.
Tercera. Sin duda la marcha más versátil. En esta velocidad tenemos un márgen de uso muy amplio. El misil no protesta cuando se le lleva abajo, sube de vueltas con inusitada alegría, y podemos llegar a ir relativamente rápido.
Sin tráfico pesado a las 12, le damos una estirada. Lo ponemos donde se acabaría un C20NE. Y aquí empiezan las sorpresas de verdad. En quinta y con la aguja de velocidad rozando los CC, la respuesta sigue siendo contundente. Demostración: Si le metes una coz al acelerador hasta abajo, pegará un tirón que te incrusta contra el asiento... y sigue empujando! Ese latigazo rompecuellos en este escenario es muy propio de los V6. No pasé el misil de CC, pero si ahí tiene patada, no puedo imaginar hasta dónde se estirará este 8v. Es precisamente aquí, a 6000 RPM, donde se nota toda la chicha que falta abajo. El conjunto es muy progresivo. Muy lineal, sin tirones ni patadas anómalas, por eso hay que llevarlo bien arriba para disfrutarlo, ahí está lo bueno.
En otro teatro probamos en un fuerte desnivel lo que se puede hacer. El tramo es revirado, segunda-tercera. El desnivel considerable, altura media de unos 1500 m (con la merma que esto supone en la calidad del aire). En oscuridad y sin conocer la vía, no es aconsejable llevarlo al límite. Algún escarceo abordando curvas, pero lo que más llama la atención es la esencia de un retrogusto: Entre 5000 y 6000 RPM la respuesta es buenísima. No es tanto cómo empuja, sino cómo responde, al instante, como un cuchillo muy bien afilado. Me hizo recordar inmediatamente un lance con el XE de odeen en Valencia. Este detalle es para mí la clave. El misil ya no es N, ni siquiera S. Ahora es todo un XE, y como tal se comporta, gusta de patalear bien arriba. Incluso en el V6 (que no deja de ser XE), pese a los esfuerzos por mermarlo se nota y se disfruta esta afilado pico de las 6000. La sensación que se tiene pilotando el misil es casi la misma que un C20XE: Bajos aceptables y unos altos muy sabrosos.
Como conclusión, sólo puedo decir que el carácter del 8v ha cambiado completamente. Con geometría de distro estática no es posible mejorar arriba y abajo. La solución adoptada en este caso ha sido perder un poco abajo para darlo todo arriba. En este sentido, el árbol K es como un instrumento de inversión que podemos rentabilizar con con creces si somos de esos proscritos que les gusta girar muy arriba, en cotos vedados a calamares.
Jawohl, Herr Kaleu!
