Como dice Don Arturo, que cabreo le entra a uno repasando muchos lances de la Historia celtibérica.

En vez de inmovilizar la escuadra en Santiago, para servir de tiro de pichón al enemigo a la hora de salir de allí, servidor la hubiera dividido en dos grupos.
El Colón y los destructores, los más rápidos, a estragar los convoyes estadounidenses que llevaban tropas a Cuba. Si se tropezaban con Sampson, a salir por patas gracias a su superior velocidad.
A los Teresa, Oquendo y Vizcaya, dando un rodeo por el Este de las Bahamas, los hubiera enviado a atacar la costa Este estadounidense, Jacksonville, Charleston o incluso Norfolk. Ésto los habría pillado tan en bragas como les pillaron los U-Böote en 1942, y tras bombardear un par de puertos y hundir algún mercante costero la presión pública hubiera obligado a Sampson a replegarse en parte del Caribe, para proteger sus propias costas.
La guerra estaba perdida igualmente, pero mucho mejor dar por culo al máximo antes de doblar, que quedarse en Santiago para salir al matadero.