Solamente contaros que , por fin, tengo mi cali otra vez, en condiciones.
Me tocó volver, contra pronóstico, el domingo temprano a toda leche. Cosas del directo.

Y quiero dar las gracias a la gente de Zaragoza que se portó de maravilla conmigo.
A Javier, que me proporcionó la puerta y aleta, amén de un sitio donde llevar a cabo la "operación".

A Dani. Alucinante. Le faltó tiempo para echarse al suelo y comenzar desmontar la aleta. Y no se fue hasta que lo dejó todo enfilado, aún a pesar de que la llamada del amor era acuciante.
Todo un alarde de arte calibrero
"chapeau".

Sergio, que demostró su buen hacer en la suerte de "varillas", rematando el cierre de la puerta.

Pedro, ayudando aquí y allá.
Guillermo, presto a echar mano al paquete de Sergio

Para vaciárselo de cigarrillos.
Creo que no me dejo a nadie en el tintero.
Bueno, y Victoria, sujetándome la linterna... Buff.

Yo, que sólo iba con intención de cambiar la puerta y punto, me encontré con gente encantadora y dispuesta a echar un cable, sin más.
¡Ójala hubiera más personas así!
Añado que no conté con haber llevado birras para el personal. Cagada mía. No esperaba esa atención por vuestra parte, de verdad.
Ya sólo resta dar un par de mazazos a la bisagra superior para ajustar la puertica, lavarlo bien y retirar las pegatinas RR.
Por cierto, se notan. Han bajado mi marca Va-Zgz.
Concrétamente 27. Milésimas de segundo.

Y todo, sin pisar un chapu-taller mecánico

Muchísimas gracias a todos. De verdad.
Y ya sabéis donde acudir si os acercáis por Valladolid.
